Robert Kelsey en su libro «¿Qué te detiene? Por qué las personas inteligentes no siempre alcanzan todo su potencial y qué pueden hacer para lograrlo« nos muestra cómo sobrellevar el miedo que deriva del fracaso, así como el propio miedo a fracasar, partiendo de su propia experiencia.
Kelsey analiza e interpreta muchas de las ideas de los denominados gurús empresariales (Daniel Goleman, Dale Carnegie, Ken Blanchard, Stephen Covey, Napoleon Hill, Robert Kaplan, Abraham Maslow, Tom Peters, Anthony Robbins, Brian Tracy, Jack Trout) para aplicarlas a las personas que, como él mismo, sienten miedo al fracaso, lo cual ha podido detener muchas veces su progreso.
Las ideas que me han llamado más la atención incluidas en el libro son las siguientes:
¿Qué te detiene?
- Tus inseguridades son parte de ti. No pueden ser eliminadas mediante curas instantáneas, pero es posible progresar comprendiendo quiénes somos.
- Quizá el miedo a la humillación pública te lleve a evitar tareas estimulantes pero alcanzables, mientras abordas tareas casi imposibles sólo porque el fracaso será juzgado de manera benevolente.
- Traumas infantiles u otras causas pueden haber provocado el «condicionamiento del miedo» , que pone en marcha secuestros emocionales. Se puede progresar aceptándolo y asumiendo la responsabilidad de nuestras respuestas a este condicionamiento cuando se produzcan.
- Quizá tengas tendencia a convertir los reveses temporales en una condena definitiva de ti mismo. El fracaso sólo es definitivo si tú decides que lo sea. Utiliza la despersonalización del fracaso para sobrellevarlo.
- Escribe un diario para registrar y evaluar tus pensamientos. Te servirá para invalidar las respuestas causadas por el miedo irracional, y para constatar tus progresos.
Metas
- Define tus propias metas para generar entusiasmo incluso antes de dar el primer paso.
- Elabora primero tu «constitución personal» de principios y valores. A partir de esta constitución fija tus metas y visualiza tu destino deseado de aquí a 10 años, dividiendo el camino en hitos parciales intermedios. Sé siempre coherente con tus principios y valores, de lo contrario podrías fijar metas desacertadas para ti.
- Aunque las metas deben ser detalladas, debes evitar concentrarte en los temidos «Cómo». Tu sistema de activación reticular (SAR) te ayudará una vez que te encamines en la dirección acertada. Es importante el lenguaje positivo y «actuar como si ya estuvieras allí».
- Asegúrate de que tus metas complementan adecuadamente quién eres. Fija metas posteriores, más allá de las iniciales. Reconoce los progresos que haces en tu camino hacia tus metas.
Ejecución
- Después de fijar tus metas elabora una estrategia que tenga en cuenta tus puntos fuertes y débiles, y que garantice que tus actos tácticos concretos se centren en tus objetivos. Las tácticas son los pequeños pasos que das cada día y que permiten que las pequeñas victorias se acumulen para llegar a constituir un progreso significativo.
- Una fijación de metas decidida y una estrategia meditada nos ayudarán a elaborar juicios libres de las inseguridades propias de los que tienen miedo al fracaso. También liberan nuestra creatividad y nos permiten producir ideas útiles para nuestro progreso táctico.
- Organicemos todas nuestras actividades programando el tiempo correctamente y predisponiéndonos a una ejecución efectiva. Debemos enfrentarnos a las interrupciones y pérdidas de tiempo para evitar que frenen nuestro progreso.
Las personas
- Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Céntrate en redefinir las ideas que atacan tu autoestima. Mira a los demás de modo más positivo y ello mejorará tu visión de ti mismo.
- Los malos jefes suelen ser agresivos, pasivos o controladores. Si tratas con un jefe manipulador, desarrolla tu compasión para empatizar con él. ellos también se enfrentan a presiones que condicionan su conducta. Intenta entenderlos.
- Entrégate a la organización para la que trabajas o busca otra a la que puedas entregarte. Para progresar intenta convertirte en uno de los consejeros y hombres de confianza de la alta dirección.
- Teje una red de contactos sólida, pero no esperes resultados inmediatos.
- Tu liderazgo se refuerza cuando recuerdas las experiencias que tuviste cuando estabas en el lugar de tus subordinados. Delega con eficacia y de manera real, actúa como mentor y elogia con generosidad y sinceridad. Recluta de forma atrevida e imaginativa, a pesar de que tu instinto y tus miedos te empujen a no hacerlo.
Yo, S.A.
- No existen los emprendedores «típicos». No te desanimes si tu imagen no encaja con la típica. Sólo necesitas un fuerte deseo de trabajar para ti mismo, entrega y organización. Sentirás miedo, pero será el miedo a la libertad del emprendedor, que es un miedo más dulce.
- Cuando pongas en marcha una empresa, evita construir tu propia prisión y dar las llaves al capitalista de riesgo o al director de tu Banco. Intenta ser autosuficiente, pero busca relaciones sinérgicas con una buena comunicación y cooperación.
- No te obsesiones contigo mismo ni con tus miedos. Para ello ayuda a otros a alcanzar sus metas. Te ayudará a vencer tu miedo al fracaso.
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