Continúo en este artículo la serie iniciada para mostrar los principios de Ray Dalio, fundador de uno de los fondos más rentables del mundo, Bridgewater.
El primer artículo donde se hablaba de los principios en general, puede ser leído aquí.
PARTE 2: MIS PRINCIPALES PRINCIPIOS VITALES
El tiempo es como un río que te lleva a encontrarte con situaciones que te requerirán tomar decisiones.
No puedes detener el movimiento, y no puedes evitar esas situaciones.
Sólo puedes intentar enfrentarte a ellas de la mejor manera posible.
De eso se trata esta parte.
De dónde vengo
Dado que todos somos producto de nuestros genes y nuestro entorno, y tenemos sesgos a la hora de enfrentarnos al mundo, es importante para mí contarte un poco de mi experiencia para que puedas saber de dónde vengo.
Crecí en un vecindario de clase media en Long Island.
Fui el único hijo de un músico de jazz y una madre ama de casa.
Yo era un chico muy corriente, y un mal estudiante.
Me gustaba jugar con mis amigos -por ejemplo, al fútbol en la calle-, y no me gustaba la parte académica de la escuela.
Tengo malos recuerdos del colegio porque no me ilusionaba en absoluto.
Me sentía forzado a estudiar lo que lo que los profesores me decían, sin entender para qué valía todo ese esfuerzo inútil.
Para estar motivado necesitaba trabajar en lo que yo quería, no en lo que otras personas querían que yo hiciera.
Y para tener éxito, necesitaba averiguar por mí mismo cómo conseguir lo que quería, no estudiar las materias que me estaban obligando a memorizar.
Una cosa que tenía claro es que quería ganar y gastar dinero.
Así que trabajé repartiendo periódicos, cortando césped, limpiando la nieve de las entradas de las casas, lavando los platos en un restaurante y, a partir de los 12 años, hice de caddie en el golf.
Eran los años sesenta.
Era una época en la que el mercado de valores estaba en auge y todo el mundo estaba hablando de ello, especialmente la gente para las que hacía de caddie.
Así que empecé a invertir.
La primera acción que compré fue de una compañía llamada Northeast Airlines, y la única razón por la que la compré fue que era la única empresa que había oído hablar que tenía un precio de menos de 5 dólares por acción, así que podría comprar más acciones.
Subió mucho.
Estaba a punto de quebrar, pero otra compañía la adquirió, así que triplicó su valor.
Gané dinero porque tuve suerte, aunque yo no lo vi así entonces.
Pensé que este juego era fácil.
Después de todo, con las miles de compañías que cotizan, ¿qué tan difícil podría ser encontrar al menos una que subiera?
En comparación con mis otros trabajos, esta manera de ganar dinero parecía mucho más divertida, mucho más fácil, y mucho más lucrativa.
Por supuesto, no tardé mucho tiempo en perder dinero en los mercados y aprender sobre lo difícil que es acertar, y el coste de estar equivocado.
Así que al menos había averiguado que lo que realmente quería hacer era batir al mercado.
Sólo tenía que averiguar cómo hacerlo.
La búsqueda de este objetivo me enseñó:
- No es fácil saber cuándo tengo razón y cuándo no.
En los mercados, puedes trabajar e investigar mucho, y a pesar de ello estar equivocado. - Los errores pueden ser muy costosos.
La mayoría de la gente opina, pero sus opiniones les salen gratis. No es así en el mercado. Por ello he aprendido a ser cauteloso. No importa lo duro que trabaje, realmente nunca puedo estar seguro de que voy a acertar con mi posición en el mercado. - El consenso es a menudo incorrecto, así que tengo que ser un pensador independiente.
Para ganar dinero, tienes que tener razón cuando todos los demás están equivocados.
Así que …
- Trabajé para lo que yo quería, no para lo que otros querían que hiciera.
Por eso, nunca me he sentido forzado a hacer nada de lo que he hecho. Todo el trabajo que hice fue aquello que necesitaba hacer para conseguir lo que quería. Como siempre tuve la posibilidad de decidir esforzarme sólo por lo que quería, nunca me sentí obligado a trabajar. - Busqué con ahínco las mejores opiniones independientes que pude para ayudarme a conseguir lo que quería.
Por ejemplo, cuando quería ganar dinero en los mercados, sabía que tenía que aprender sobre las empresas para poder valorar si sus acciones eran atractivas. En aquella época la revista Fortune tenía un pequeño cupón que se podía enviar por correo para obtener los informes anuales de cualquier empresa del Fortune 500 de forma gratuita. Así que pedí todos los informes anuales y trabajé duro sobre los más prometedores, formándome mi propia opinión sobre qué empresas eran las más adecuadas y atractivas para invertir. - Reté mis opiniones pidiendo a las personas más inteligentes que pude encontrar que las desafiaran para que pudiera averiguar dónde estaba equivocado.
Nunca me importaron mucho las conclusiones de los demás, sólo por el razonamiento que llevó a estas conclusiones. Ese razonamiento tenía que tener sentido para mí. A través de este proceso, mejoré mis posibilidades de estar en lo cierto, y aprendí mucho de muchas personas. - Me volví cauteloso, y encontré cómo tratar con eficacia mi ignorancia.
Cuando ignoraba algo, recopilaba información para aprender sobre ello, o bien eliminaba mi exposición al riesgo de no saber. - Me enfrenté a mi realidad, reflexioné sobre las consecuencias de mis decisiones, y aprendí y mejoré en este proceso.
Al hacer estas cosas, aprendí lo importante y lo liberador que es pensar por mí mismo.
En pocas palabras, este es el enfoque completo que creo que funcionará mejor para ti, el mejor resumen de lo que quiero que las personas que están trabajando conmigo hagan para lograr grandes cosas.
Quiero que trabajes por ti mismo, que te formes opiniones independientes, que las pongas a prueba, que te preocupes si eres demasiado confiado, que reflexiones sobre las consecuencias de tus decisiones, y que mejores constantemente.
Después de graduarme en la escuela secundaria, fui a una universidad local en la que apenas logré que me admitieran.
Me encantó, a diferencia de la escuela secundaria, porque podía aprender sobre cosas que me interesaban
Estudié porque lo disfruté, no porque tuviera que hacerlo.
En ese momento los Beatles habían hecho un viaje a la India para aprender a meditar, lo que desencadenó mi interés, así que aprendí a meditar.
Me ayudó a pensar con más claridad y creatividad, así que estoy seguro de que aumentó mi éxito en el aprendizaje.
A diferencia de la escuela secundaria, en la universidad fui buen estudiante.
Y, por supuesto, seguí invirtiendo en los mercados.
Comencé a invertir en futuros de materias primas, aunque prácticamente nadie lo hacía entonces.
Me sentía atraído por ellos por sus bajos requisitos de margen, por lo que pensé que podría ganar más dinero cada vez que acertara en mis decisiones de inversión.
Después de graduarme en la universidad, en 1971, fui admitido en la Harvard Business School, donde comenzaría en otoño.
Ese verano trabajé en el parquet de la Bolsa de Nueva York.
Este fue el verano de la ruptura del sistema monetario mundial (es decir, el sistema de Bretton Woods).
Fue uno de los acontecimientos económicos más dramáticos de todos los tiempos y yo estuve en el epicentro de él, así que lo viví con emoción.
Hubo una crisis monetaria que provocó todos los comportamientos posibles del mercado, lo que me permitió profundizar en la comprensión de los mercados de divisas. Los mercados de divisas serían importantes para mí el resto de mi vida.
Ese otoño en el que fui a la Escuela de Negocios de Harvard estaba emocionado porque sentí que había llegado a la cima y que estaría con lo mejor de lo mejor.
A pesar de estas altas expectativas, el lugar era aún mejor de lo que esperaba porque el método de estudio del caso me permitió debatir con los demás alumnos para obtener las mejores respuestas, en lugar de memorizar datos. Me encantó el ambiente de trabajo duro, de jugar duro.
En el verano entre mis dos años en la Harvard Business School continué negociando futuros de materias primas, convenciendo al director de materias primas de Merrill Lynch para que me diera un trabajo como su ayudante.
En ese momento el trading de materias primas seguía siendo algo obscuro y desconocido.
En el otoño regresé a la Harvard Business School, y en ese año académico, 1972-73, el trading de futuros de materias primas se convirtió en algo de moda.
Esto se debe a que el cambio en el sistema monetario ocurrido en 1971 llevó a una inflación que elevó los precios de los productos básicos.
Como resultado de esto, la primera crisis petrolera ocurrió en 1973.
Mientras la inflación comenzó a aumentar, la Reserva Federal utilizó la política monetaria para combatirla, por lo que las acciones cayeron en el peor mercado bajista desde la Gran Depresión.
Por lo tanto, el trading de futuros de materias primas estaba en auge, contrariamente a la Bolsa.
Naturalmente, las agencias de valores que no tenían departamentos de trading de materias primas tuvieron que crearlos, y había escasez de personas preparadas para ello.
Prácticamente nadie en el negocio de futuros de materias primas tenía el tipo de formación de la Harvard Business School que yo poseía.
Así que fui contratado como Director de Materias Primas en una agencia de valores de tamaño mediano, y me asignaron un trader con mucha experiencia como broker de materias primas para ayudarme a montar el departamento.
El mal momento del mercado de valores terminó acabando con esa agencia antes de que pudiéramos lanzar el negocio de trading de futuros de materias primas.
Fui a una agencia más grande y exitosa, donde estaba a cargo de su negocio institucional y de cobertura. Pero no encajaba bien en la organización, así que fui despedido esencialmente por insubordinación.
Así que en 1975, después de un breve período de dos años en Wall Street, fundé Bridgewater.
Poco después, me casé y comencé mi familia.
Durante este tiempo y hasta ahora he seguido el mismo enfoque básico para tratar de vencer al mercado que ya usé cuando era un caddie de 12 años, es decir:
1) Trabajar en lo que quería, no en lo que otros querían que yo hiciera.
2) Consultar las mejores opiniones independientes que pude para avanzar hacia mis metas.
3) Retar mis opiniones con las personas más inteligentes que pude encontrar para averiguar dónde estaba yo equivocado.
4) Ser cauteloso, nunca pecar de exceso de confianza, y gestionar con eficacia mi ignorancia.
5) Enfrentar la realidad, experimentar los resultados de mis decisiones, y reflexionar sobre ellas para poder mejorar.
Desde que fundé Bridgewater he ganado mucha más experiencia, y sé mucho más, sobre todo de cometer errores y aprender de ellos.
Lo más importante que he aprendido es:
- El fracaso es en gran medida debido a no aceptar y gestionar adecuadamente las situaciones de la vida, y que lograr el éxito es simplemente una cuestión de aceptar y tratar adecuadamente esas situaciones.
- Que descubrir lo que es verdad es bueno, sin importar lo que sea, incluyendo todo lo que la mayoría de la gente piensa que es malo -como errores y debilidades personales-, porque entonces puedo identificarlas para apartarlas de mi camino.
- No hay nada que temer de la verdad. Mientras que algunas verdades pueden dar miedo -por ejemplo, descubrir que tienes una enfermedad mortal-, conocerlas nos permite tratarlas mejor. Ser veraces y dejar que los demás sean completamente sinceros, me permite a mí ya otros explorar plenamente nuestros pensamientos y nos expone a la retroalimentación que es esencial para nuestro aprendizaje.
- Ser sincero es una extensión de mi libertad para ser yo mismo. Creo que las personas que son de una manera en su interior y creen que necesitan ser de otra manera de cara a los demás para complacerlos, crean un conflicto personal y a menudo pierden el contacto con lo que realmente piensan y sienten. Es difícil para ellos ser felices y casi imposible dar lo mejor de sí mismos. Doy fe, lo he comprobado personalmente.
- Que quiero que las personas con las que trato digan lo que realmente creen y escuchen lo que otros les responden, para descubrir la verdad. Aprendí que una de las mayores fuentes de problemas en nuestra sociedad surge de las personas que tienen muchas teorías equivocadas en sus cabezas -con frecuencia teorías que son críticas hacia los demás-, teorías que no comprobarán hablando de ellas con las personas pertinentes. En cambio, hablan a espaldas de la gente, lo que lleva a la desinformación omnipresente. Aprendí a odiar esto porque pude ver de primera mano que juzgar y condenar a otras personas, sin pedirles su opinión, es a la vez poco ético e improductivo. Así que aprendí a amar la verdadera integridad (diciendo las cosas que uno cree), y a despreciar la falta de ella.
- Que todo el mundo comete errores y tiene debilidades, y que una de las cosas más importantes que diferencia a las personas es su modo de manejarlas. Aprendí que hay un valor increíble en los errores, porque en cada error hay oculto un rompecabezas que resolver, una joya, un principio que podría utilizar para reducir mis errores en el futuro. Aprendí que cada error era probablemente un reflejo de algo que yo u otros estábamos haciendo mal, y que si pudiera averiguar lo que era, podría aprender a ser más eficaz. Aprendí que luchar con mis problemas, errores y debilidades fue un entrenamiento que me fortaleció mucho. También aprendí que el dolor de esta lucha me permite a mí y a los que me rodean apreciar nuestros éxitos.
- Que la imagen popular del éxito, que es como una foto brillante de un hombre o mujer ideal de un catálogo de Ralph Lauren, con una lista adjunta con todos sus logros, como su perfecta formación en una universidad de la Ivy League, es una imagen inexacta de una persona exitosa. Conocí a una gran cantidad de personas, y aprendí que ninguno de ellos nació exitoso. Todos cometieron muchos errores y tuvieron muchas debilidades. Las personas se hacen grandes al examinar sus errores y debilidades y averiguar cómo superarlos. Así que aprendí que las personas que aprovechan al máximo el proceso de enfrentarse a su realidad, especialmente a los obstáculos dolorosos, aprenden más y obtienen lo que quieren más rápido que las personas que no lo hacen. Aprendí que son esas grandes personas las que quería tener siempre a mi alrededor.
- En resumen, aprendí que ser totalmente sincero, especialmente sobre sobre mis errores y debilidades, me condujo a una rápida mejora y a acercarme a mis objetivos.
Si bien este enfoque funcionó muy bien para mí, me pareció opuesto a la mayoría de los enfoques que he encontrado en otras personas en mi vida, lo que ha provocado problemas al comunicarme con ellos.
En concreto, he encontrado que:
- La mayoría parece creer que aprender lo que nos enseñan es el camino hacia el éxito, pero yo creo que averiguar por ti mismo lo que quieres y cómo conseguirlo es un camino mejor.
- La mayoría parece creer que tener respuestas es mejor que tener preguntas, pero yo creo que tener preguntas es mejor que tener respuestas porque conlleva más aprendizaje.
- La mayoría parece creer que los errores son malos, pero yo creo que los errores son buenos porque creo que la mayoría del aprendizaje viene a través de cometer errores y reflexionar sobre ellos.
- La mayoría parece creer que investigar sobre sus debilidades es algo malo, pero yo creo que es bueno porque es el primer paso para averiguar qué hacer con ellas y apartarlas del camino.
- La mayoría parece creer que el dolor es malo, pero yo creo que el dolor es necesario para ser más fuerte.
Una de las ventajas de tener más de 60 años es que puedo mirar hacia atrás en mi biografía para ver cómo llegué a estas creencias y cómo han trabajado para mí.
Han pasado más de 35 años desde que fundé Bridgewater, y aproximadamente el mismo número de años desde que me casé y comencé mi familia.
Evidentemente no soy la imagen del éxito del cartel de Ralph Lauren, pero he tenido muchos éxitos, aunque probablemente no son los que estás pensando.
Sí, empecé Bridgewater desde cero, y ahora es una empresa de éxito y estoy en la lista de Forbes 400.
Pero estos resultados nunca fueron mis metas, eran sólo resultados colaterales, por lo que conseguirlos no puede ser un indicio de mi éxito.
Y, francamente, nunca los encontré muy gratificantes.
Lo que yo quería era tener una vida interesante y diversa llena de mucho aprendizaje, y sobre todo un trabajo con significado y relaciones enriquecedoras.
Siento que he conseguido esto en abundancia y soy feliz.
Y siento que conseguí lo que quise siguiendo el mismo enfoque básico para tratar de superar el mercado que usé cuando era un caddie de 12 años, es decir:
1) Trabajar en lo que quería, no en lo que otros querían que yo hiciera.
2) Consultar las mejores opiniones independientes que pude para avanzar hacia mis metas.
3) Retar mis opiniones con las personas más inteligentes que pude encontrar para averiguar dónde estaba yo equivocado.
4) Ser cauteloso, nunca pecar de exceso de confianza, y gestionar con eficacia mi ignorancia.
5) Enfrentar la realidad, experimentar los resultados de mis decisiones, y reflexionar sobre ellas para poder mejorar.
Creo que siguiendo este enfoque conseguí acercarme más rápido a mis metas, y aprendiendo mucho más, que si no lo hubiera seguido.
Mis principios fundamentales
En resumen, los principios fundamentales en la vida de Ray Dalio son:
1. VERDAD
Más precisamente, una comprensión precisa de la realidad.
Es la base esencial para producir buenos resultados.
2. EVOLUCIÓN y MEJORA
Creo que la evolución, que es el movimiento natural hacia una mejor adaptación, es la mayor fuerza del universo, y que es buena. Afecta a todo, desde las especies en la naturaleza hasta al sistema solar.
Es bueno porque la evolución es el proceso de adaptación que conduce a la mejora. Por lo tanto, basado en cómo observo tanto la naturaleza como la humanidad trabajando, creo que lo malo y lo más castigado son aquellas cosas que no funcionan porque están en desacuerdo con las leyes del universo, e impiden la evolución.
Creo que el deseo de evolucionar, es decir, de mejorar, es probablemente la fuerza motriz más omnipresente de la humanidad. Disfrutar de tu trabajo, o de tu deporte favorito, proviene de la satisfacción innata de mejorar.
La cualidad más importante que diferencia a la gente exitosa de la gente que no tiene éxito es la capacidad para aprender y adaptarse a la realidad.
3. «EGOÍSMO» EN CONSONANCIA CON LAS LEYES DEL UNIVERSO
Considero que perseguir el interés propio en armonía con las leyes del universo y contribuir a la evolución es universalmente recompensado, y lo que yo llamo «bueno».
La prueba es ver a todas las especies en acción: están constantemente persiguiendo sus propios intereses y ayudando a la evolución en simbiosis con otros, con la mayoría de ellos ni siquiera sabiendo que sus comportamientos egoístas están contribuyendo a la evolución.
Al igual que las hienas que atacan a los ñús, la gente exitosa quizás ni siquiera sepa cómo su búsqueda del interés propio ayuda a la evolución, pero normalmente lo hace.
4. CALIDAD DE NUESTRAS DECISIONES
La calidad de nuestras vidas depende de la calidad de las decisiones que tomamos.
5. LAS PERSONAS NECESITAMOS ACTIVIDADES QUE NOS MOTIVEN Y RELACIONES SIGNIFICATIVAS
Las personas necesitan un trabajo que signifique algo para ellos, y relaciones humanas que les llenen para poder ser felices. No existe el éxito ni la felicidad real sin poder compartirla con otros.
Y tú, ¿qué piensas de los principios de Ray Dailio? ¿Cuáles son los tuyos?
En el siguiente artículo del blog, examinaremos los principios más importantes para los negocios y la gestión empresarial según Ray Dalio.
El primer artículo donde se hablaba de los principios en general, puede ser leído aquí.
Fuente: Principios de Ray Dalio
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