Soy un gran fan de Bruce Springsteen. Es uno de los músicos que más momentos de felicidad me ha dado en mi vida, especialmente en sus mágicas e hipnóticas actuaciones en directo. Le habré visto en directo más de 20 veces, la primera de ellas en el Estadio Vicente Calderón de Madrid en el año 1988. Es curioso cómo un auténtico fan nunca se olvida de la primera vez que vio a uno de sus artistas favoritos…Aquella noche fue más Bruce que nunca, deleitándonos a todos con un concierto de más de 3 horas y media de duración.
Acabo de leer una de sus mejores biografías, titulada «Bruce», escrita por Peter Ames Carlin, autor que también ha escrito biografías de Paul McCartney y de los Beach Boys.
Se trata de una biografía que permite a todos los aficionados vivir casi desde dentro la historia de Bruce Springsteen y su banda, la E Street Band, centrándose sobre todo en los comienzos de la banda y en su posterior éxito mundial.
Me ha llamado mucho la atención el pasaje del libro que describe el encuentro de Bruce Springsteen con el que luego fue el productor de sus mayores éxitos, Jon Landau. Resumo el pasaje en este post, mientras escucho el sonido de aquel concierto en el Vicente Calderón el 2 de agosto de 1988.
El 9 de abril de 1974, Bruce y su banda se dirigieron a Boston para ofrecer una serie de actuaciones en el Charlies Place, un pequeño bar fuera de Harvard Square, en Cambridge (MA). De pie, en medio de la niebla, antes de la última actuación de la noche, y mientras leía la reseña de «The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle» (segundo album de Bruce) del Boston Real Paper colgada en la pared, Bruce escuchó la voz de un joven bien vestido junto a él.
«¿Qué te parece?», le preguntó el tipo a Bruce, señalando la crítica.
«Es bastante buena», contestó Bruce.
Sus ojos brillaban detrás de unas gafas de metal. El tío tendió la mano y se presentó. Se llamaba Jon Landau, y sí, ese era el nombre que figuraba como firmante de la reseña. Bruce sonrió, le dio la mano y se quedó un rato por allí para charlar. Poco después, se perdió entre bastidores para disponerlo todo para la actuación.
Landau fue adentro para buscar al tipo que le había llevado al espectáculo (un compositor llamado Dave Marsh) y encontró su asiento.
Cuando empezó la actuación, Landau se quedó con la boca abierta. Paralizado por el comienzo improvisado de David Sancious sobre New York City Serenade, el crítico se quedó noqueado por el ataque a toda velocidad de Spirit in the Night, Kitty’s Back y Rosalita. En los bises, Landau estaba de pie, gritando como una fiera desatada.
Después del espectáculo, Landau se presentó a Mike Appel, el manager de Bruce de entonces, y se quedó un rato para hablar sobre Bruce y los vericuetos que conlleva la producción de discos.
«Al día siguiente, tenía una llamada de Bruce y charlamos durante horas», comenta Landau. Bruce, que tenía un ojo de lince para las reseñas, ya se había fijado en la parte del texto de Landau en la que criticaba la producción de sus dos primeros álbumes; y después de haber leído esa misma objeción en varias reseñas, necesitaba saber qué es lo que querían decir exactamente.
«Una cosa llevó a la otra, y simplemente hablamos, nos perdimos un poco por ahí y acordamos que teníamos que seguir otro día. Ese fue el principio«, comenta Landau.
Cuando Bruce y la banda volvieron a Boston un mes más tarde, en mayo de 1974, para ser teloneros de Bonnie Raitt en el Harvard Square Theatre, Landau apareció de nuevo. Esta vez sus pasos habían perdido la vitalidad que le había acompañado aquella noche en Charlies. Su matrimonio se desmoronaba y tenía dudas sobre su propio compromiso para con su profesión y con la música rock y soul que había alimentado su imaginación desde que era niño; y le quedaban pocas horas para cumplir los veintisiete. Se sentía hundido y alicaído, pero sólo se sintió así hasta que las luces se apagaron y la música arrancó, porque ahí fue cuando Landau lo sintió todo de nuevo, y todavía con más fuerza que antes.
Escribió en su histórica crítica del concierto:
«Springsteen lo es todo. Es un gamberro del rock and roll, un poeta latino de la calle, un bailarín de ballet, un actor, un bromista, un líder de banda, un guitarrista rítmico de la hostia, un cantante extraordinario y un brillante compositor de rock and roll.»
E incluso algo más:un tónico para el alma. Un resplandor de esperanza en el cielo turbio en el que Landau se encontraba.
«Cuando la actuación de dos horas finalizó, sólo era capaz de preguntarme si en realidad podía haber alguien tan bueno; si alguien podía comunicarme tanto; si el rock and roll todavía podía hablar con ese tipo de fuerza y de gloria. Y entonces sentí el dolor en mis muslos, que había estado aporreando con las manos durante todo el concierto, y supe que la respuesta era que sí.»
Cuatro décadas más tarde, aún resulta un texto conmovedor. Un grito de ayuda, una declaración de intenciones, una llamada a las armas. Un alegato tan vehemente y emocional que Landau se avergonzó durante años. «Lo escribí para mí, para el lector, y también para él».
«En una noche en la que necesitaba sentirme joven, [Springsteen] me hizo sentir como si estuviera escuchando música por primera vez. Vi mi pasado de rock and roll que destellaba ante mis ojos. Y vi algo más. Vi el futuro del rock and roll, y su nombre es Bruce Springsteen.»
Incluso viniendo del periódico más alternativo de Boston, la columna del 22 de mayo de 1974 sacudió a la industria musical, y en especial a las oficinas de Columbia/CBS Records (la discográfica de Bruce en esa época), con la fuerza de una bomba.
El resto es historia, Landau se incorporó al equipo de Bruce Springsteen a finales de 1974, y coprodujo el exitoso album «Born to Run«, que lanzó la carrera de Bruce como estrella mundial. Desde entonces Landau ha sido productor y manager, alternativamente, de Bruce Springsteen.
Se puede leer más información en inglés sobre este tema en:
- http://davesmusicdatabase.blogspot.com.es/2012/05/jon-landau-wrote-about-bruce.html
- http://brucebase.wikispaces.com/1974-05-09+-+HARVARD+SQUARE+THEATRE,+CAMBRIDGE,+MA
Fuente: «Bruce», de Peter Ames Carlin