La filosofía empresarial de Richard Branson, el gran empresario fundador del Grupo Virgin, se puede resumir en la frase:
«¡A la mierda, hagámoslo!»
Richard Branson ha escrito una autobiografía titulada «Perdiendo la virginidad. Cómo he sobrevivido, me he divertido y he ganado dinero haciendo negocios a mi manera», que es una lectura fascinante por lo atípico del personaje y por lo instructivo para cualquiera que tenga espíritu emprendedor.
Resumo el interesante episodio narrado en el libro del encuentro de Richard Branson con Mike Oldfield, que marcó un antes y un después en la carrera empresarial de Richard Branson y del Grupo Virgin.
En 1972, Simon (Draper) y yo (Branson) llegamos a un acuerdo en virtud del cual él se encargaría de crear y dirigir el nuevo sello discográfico, Virgin Music. Sería propietario del 20 por ciento de la empresa, que se establecería como entidad separada de las tiendas de Virgin Records.
Y el primer fichaje que Simon (Draper) y yo (Branson) queríamos hacer era el tercer guitarrista reserva de «Hair«: Mike Oldfield. Mike Oldfield había vivido una infancia difícil junto a una madre alcohólica. A menudo se encerraba en su habitación del desván y aprendía por su cuenta a tocar toda clase de instrumentos. A los catorce años había hecho su primera grabación de música folk con su hermana Sally.
Él y su hermana formaron un dúo de folk llamado Sallyangie y firmaron un contrato con Transatlantic Records. A los quince años se había ido de casa y había entrado como guitarrista en el grupo The Whole World, de Kevin Ayers, acompañando a Dave Bedford.
En octubre de 1971, Mike Oldfield fue contratado durante un par de semanas como guitarrista de apoyo para un cantante llamado Arthur Louis, que estaba grabando en The Manor, el castillo que Richard Branson había comprado, endeudándose, para convertirlo en el estudio de grabación de Virgin.
Mike pronto empezó a charlar con Tom Newman, y un día reunió el valor para darle una cinta de su propia música. La había grabado el mismo Mike, combinando laboriosamente diferentes instrumentos en la misma maqueta.
Duraba dieciocho minutos, no tenía título y era sólo instrumental, sin cantantes. Tom la escuchó y describió el efecto como «superromántico, triste, emotivo y genial». Tom le puso la cinta a Simon en la siguiente ocasión en que éste vino a The Manor Studios. Aquella música causó un gran impacto en Simon. Trató de ayudar a Mike con algunas discográficas pero todas dijeron que no.
Un año más tarde (1972), Simon y yo (Branson) estábamos sentados en la casa flotante (la vivienda por entonces de Branson) cuando decidimos montar la discográfica Virgin Music. Llamamos a Mike. Para nuestra satisfacción, él seguía sin haber firmado con nadie. Se sentía totalmente rechazado por la industria discográfica y muy agradecido de que estuviéramos seriamente interesados en publicar su música.
Se presentó inmediatamente en la casa flotante para hablar con nosotros. Yo sugerí que Mike regresara a The Manor y se instalara allí, y que aprovechara para trabajar en su disco junto a Tom Newman cada vez que el estudio de grabación estuviera libre.
– Necesitaré alquilar algunos instrumentos – me advirtió Mike.
-¿Como cuáles? – Saqué mi cuaderno y me preparé para hacer una lista.
– Una buena guitarra acústica, una guitarra española, un órgano Farfisa, un bajo Fender de precisión, un buen amplificador Fender, un xilofón, una mandolina, un Mellotron…
– ¿Qué es eso? – dije, y lo marqué con un círculo.
– No es absolutamente necesario – concedió Mike -. Un triángulo, una guitarra Gibson… Oh, y campanas chinas, por supuesto.
– ¿Qué son campanas chinas? – pregunté.
– Unas campanas tubulares.
Escribí «campanas tubulares» y me puse a buscar todos esos instrumentos en una revista de música. La guitarra costaba 35 libras; la guitarra española 25; el amplificador Fender 45; la mandolina 15; y el triángulo era una ganga, 1 libra. Las campanas tubulares costaban 20 libras. Total: 141 libras.
– ¿Veinte libras por unas campanas tubulares? – dije -. Espero que lo valgan.
Como Mike Oldfield era el primer artista que contratamos no teníamos ni idea de qué tipo de contrato ofrecerle. Copiamos el contrato de Sandy Denny con Island Records palabra por palabra, cambiando «Island Records» por «Virgin Music» y «Sandy Denny» por «Mike Oldfield».
El contrato establecía que Mike Oldfield grabaría 10 álbumes para Virgin Music y recibiría unas regalías del 5% en derechos de autor sobre el 90% del precio de venta mayorista del disco. El 10% restante se lo quedaba Virgin en concepto de costes de embalaje y mermas por desperfectos en las tiradas.
Como Mike no tenía dinero le asignamos el sueldo estándar que cobrábamos todos en Virgin, 20 libras mensuales. Este sueldo se descontaría de las regalías futuras, en caso de materializarse. A Simon y a mí (Branson) nos encantaba la música de Mike, pero nunca pensamos que ganaríamos dinero con ella.
La grabación de lo que se conocería como Tubular Bells se alargó hasta bien entrado 1973. Se trataba de una secuencia de grabaciones extraordinariamente complicada, que Mike y Tom Newman repasaron una y otra vez en el estudio a medida que mezclaban, producían y afinaban las distintas capas de música. Mike tocó más de 20 instrumentos distintos y realizó más de 2.300 grabaciones hasta darse por satisfecho.
Entretanto, nosotros seguíamos alquilando The Manor a cuantas bandas podíamos, de modo que Mike sufría frecuentes interrupciones en las que tenía que retirar su material del estudio de grabación para dejar paso a gente como los Rolling Stones o Adam Faith.
Durante el invierno de 1972 y la primavera de 1973, Mike Oldfield estuvo viviendo en The Manor y grabando Tubular Bells. Creo que fue la época más feliz de su vida. Estaba con Tom Newman, un hombre obsesionado con las tecnologías de grabación, y ambos podían dedicarse a refinar eternamente las grabaciones.
Mundy Ellis seguía viviendo allí. Cuando Kristen Tomassi (la primera mujer de Richard Branson) y yo íbamos a The Manor los viernes por la noche, nos encontrábamos con Mike, Tom y Mundy sentados en cojines sobre el suelo, atizando el gran fuego del hogar y escuchando las últimas grabaciones. El mundo exterior no existía para ellos. Finalmente Tubular Bells estuvo listo para el lanzamiento en mayo de 1973.
Cuando comenzamos a comercializar Tubular Bells nos dimos cuenta rápidamente de que teníamos algo extraordinario en nuestras manos. Simon llevó la grabación a la reunión de agentes comerciales de Island Records, que serían los responsables de la distribución del álbum. Estaban todos en una gran sala de conferencias en un hotel próximo a Birmingham. Llevaban horas escuchando música. Aquellas personas lo habían escuchado todo literalmente. Simon puso Tubular Bells y escucharon la primera cara entera. Cuando terminó, prorrumpieron en aplausos.
Aquella era la primera conferencia de ventas de Simon, de manera que no podía saber que aquello no tenía precedentes. Nunca volvería a escuchar a una sala entera de agentes comerciales aplaudiendo un nuevo disco.
Tubular Bells siempre se recordará como un momento en la historia de la música rock que cautivó el corazón de mucha gente. Se trataba de algo totalmente original que despertaba una fascinación inmediata. La gente lo encontraba adictivo y lo ponía una y otra vez, tanto para escuchar la música como para maravillarse de cómo Mike lo había enlazado todo.
No obstante, durante las dos primeras semanas, las ventas del álbum no terminaban de despegar. Entonces invité (Branson) a almorzar al influyente radio-DJ de la BBC John Peel, que era la única persona que ponía música rock seria en la radio. Almorzamos en el Alberta y se instalaron en los sofás. Branson puso Tubular Bells. Peel quedó impresionado.
– Nunca había escuchado nada parecido – dijo John finalmente.
Días después, aquella misma semana, escuchamos la voz lacónica de Peel en la radio. Yo estaba sentado en la cubierta de la casa flotante en compañía de Mike Oldfield y de toda la gente de Virgin.
«Esta noche no voy a poner un montón de discos. Sólo os voy a poner uno, el de un joven compositor llamado Mike Oldfield. Es su primer disco y se llama Tubular Bells. Nunca había escuchado nada parecido en toda mi vida. Es de Virgin, un nuevo sello discográfico, y fue grabado en los estudios propios de Virgin en Oxfordshire. No lo vais a olvidar jamás.«
John Peel había roto todas las tradiciones radiofónicas poniendo el disco entero. Peel tenía muchos seguidores, y sus palabras llegaron a miles de personas en todo el país. Al día siguiente los teléfonos no dejaban de sonar con los pedidos de las tiendas de discos.
El 25 de junio de 1973, Tubular Bells se presentó en vivo en el Queen Elizabeth Hall de Londres. La respuesta del público fue descrita por un periodista del New Musical Express así: «Todo el público se puso de pie y empezó a pedir más. Eso sólo fue una de esas raras y espontáneas muestras de agradecimiento».
El álbum entró con fuerza en las listas del Reino Unido en julio y pronto llegó al primer puesto. Tubular Bells comenzó a venderse masivamente en toda Europa.
Fue el primer gran triunfo de Virgin y de Richard Branson.
Para más información sobre Mike Oldfield y la génesis de «Tubular Bells» se puede consultar el siguiente enlace:
http://www.popdelos80.com/mike-oldfield-bio-moonlight-shadow/
Fuente: Richard Branson – «Perdiendo la virginidad. Cómo he sobrevivido, me he divertido y he ganado dinero haciendo negocios a mi manera»